Aprender a cómo discutir bien con tu pareja es esencial para una buena salud de la relación. El objetivo que trabajamos en terapia de pareja, no es la no discusión, puesto que esto es un objetivo irreal. Todas las parejas del mundo, todas, discuten, tienen puntos de vista diferentes, se encuentran con adversidades, etc.
Donde solemos poner el foco, principalmente, es en la buena resolución de las discusiones. Esto lo trabajamos principalmente con estas dos técnicas:
- Unión empática: En la unión empática se pretende generar aceptación a través de poner en contacto el comportamiento de un miembro de la pareja con su historia personal. Es decir, que el comportamiento negativo sea visto como parte de sus diferencias. Para ello se propone la siguiente fórmula.
DOLOR + ACUSACIÓN = CONFLICTO
DOLOR – ACUSACIÓN = ACEPTACIÓN - La separación unificada: Consiste en ayudar a la pareja a que se enfrenten juntos al problema, considerando éste como algo que une a la pareja frente a él, no como algo que los separa. Es decir, se trataría de que cuando se produce un incidente negativo sean capaces de hablar de él como algo externo a la relación, como si fuera un “ello”.
Ambas técnicas la llevamos a cabo utilizando las siguientes pautas:
Empezar por la autocrítica
Al emplear el “yo siento”, estamos reconociendo nuestra propia vulnerabilidad y ofreciendo una visión auténtica de nuestras emociones.
El lugar adecuado
Elegir siempre un lugar y momento adecuado: Un lugar sin ruido, con cierto nivel de intimidad. Si no estamos preparados o no tenemos tiempo, comentar de tratar el tema más tarde.
Cuando vayamos a criticar, hacerlo a solas, y cuando vayamos a elogiar o/y hablar bien de nuestra pareja, mejor hacerlo en público.
Lo bueno, si breve, doblemente bueno.
Repetir lo mismo con distintas palabras o alargar el argumento sin necesidad, no es agradable para quien lo escucha, tiene el efecto de ser tratado como un niño o alguien incoherente. Incluso se puede evitar afrontar la conversación o el problema por la pesadez e insistencia.
Vaciar el baúl.
Expresar emociones negativas, a pesar de lo que pueda parecer, es bueno. Incluso hacerlo lo antes posible, siempre de una manera asertiva. Lo que no es bueno, es guardarlas y no comunicarlas, puesto que pueden volverse reproches futuros que desemboque en un estallido muy hostil.
No usar términos absolutistas
Palabras a eliminar: «Siempre» y “nunca”, normalmente no son verdad y etiquetamos con ello. Cambiemos un “últimamente te veo despistado” mejor que “nunca me haces ni caso”, ¿no crees?
Para lograr acuerdos, es mejor utilizar palabras como “algunas veces, en ocasiones, la mayoría de las veces o frecuentemente”.
No hablar del pasado
Si hay algún tema enquistado del pasado, es mejor hablarlo y exponer las emociones sobre lo sucedido, para aprender de esa experiencia y buscar soluciones conjuntas. Cuando se resuelva, se acabó el asunto, no aporta cosas buenas y despierta mal rollo. El pasado solo hay que tratarlo con fines constructivos, y como no podemos cambiarlo, focalicemos las energías en presente y futuro.
Discusiones específicas
Discutir temas de uno en uno, no aprovechar el momento para sacar todos los temas a la vez.
¿Cómo criticar a tu pareja?
Cuando hables a otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es. ¡Fuera etiquetas! No ayuden a que cambien los comportamientos, si no que refuerzan las defensas. Esto es, hablar de actitudes y no de rasgos de personalidad.
Cuando decimos “¡Tú siempre haces esto!” o “Nunca me escuchas”, estamos colocando al otro a la defensiva, lo que a menudo lleva a una escalada en el conflicto. Pero al cambiar el enfoque y decir “Me siento herido cuando no pasamos tiempo juntos” o “Me siento ignorado cuando no me escuchas”, estás compartiendo tus sentimientos sin señalar con el dedo.
Este cambio de perspectiva logra varias cosas. En primer lugar, permite que el otro vea más allá de la superficie del conflicto y entienda el núcleo emocional detrás de tus palabras. Además, facilita que ambos se alejen de una postura defensiva y se acerquen a una actitud más comprensiva y abierta.
Evita suposiciones: El guión no escrito
Las historias son una parte fundamental de nuestra existencia. Pero, ¿qué sucede cuando, en lugar de narrar historias que nos unen, comenzamos a escribir guiones internos basados en suposiciones? Esos guiones, aquellos que nunca vemos pero que afectan nuestras interacciones, pueden convertirse en trampas silenciosas que nublan nuestra percepción y distorsionan la realidad.
Suponer, por definición, es dar por sentado algo sin tener pruebas concretas. En el contexto de una relación, las suposiciones pueden manifestarse de diversas maneras. Quizás pienses: “Seguramente está molesto por lo que dije ayer” o “Ella debe de pensar que no me importa”. Sin embargo, ¿cuántas veces hemos verificado estas suposiciones antes de reaccionar basándonos en ellas?
El peligro de operar bajo suposiciones es que se corre el riesgo de malinterpretar las acciones y palabras del otro, creando conflictos innecesarios. Imagina que estás leyendo una novela, pero en lugar de seguir el guión establecido, empiezas a inventar tus propios giros en la trama basándote en fragmentos y pistas. El resultado sería una historia desordenada y confusa.
En resumen, las suposiciones son como guiones no escritos que a menudo nos desvían del verdadero curso de nuestra historia juntos. Al ser conscientes de ellas y practicar la comunicación y comprensión mutuas, podemos evitar que estas narrativas ficticias se interpongan en nuestro camino hacia una relación saludable y enriquecedora.
Buscar soluciones juntos
Cuando surgen problemas o desafíos en nuestra relación, es común que cada uno se aferre a su perspectiva y defienda su punto de vista. Buscar soluciones juntos implica un cambio de mentalidad. En lugar de ver los conflictos como batallas donde uno gana y el otro pierde, es esencial percibirlos como oportunidades para crecer y fortalecer el vínculo.
Algunas pautas para lograr esto son:
- Escucha activa: Presta atención a lo que tu pareja está diciendo y, más importante aún, a lo que está sintiendo. A veces, las palabras no pueden capturar toda la emoción detrás de un sentimiento, pero al escuchar desde la piel de tu pareja, puedes sintonizar con su verdadera esencia.
- Se flexible: A veces necesitas seguir, adaptarte y ceder. Esta flexibilidad es esencial para encontrar soluciones que beneficien a ambos.
Visualiza el futuro juntos: Cuando discutan un problema, piensen en cómo la solución afectará su relación a largo plazo. No se trata solo de resolver el conflicto del momento, sino de construir un futuro juntos. - Practica la paciencia y el respeto: Recuerda que ambos están aprendiendo y creciendo juntos. Habrá momentos de tropiezos y pasos en falso, pero con paciencia y respeto, la relación continuará.
- Celebra las pequeñas victorias: Cada conflicto resuelto, cada solución encontrada, es un paso más en este “baile” de pareja. Celebrar estos momentos, fortalece el vínculo y recuerda la belleza de estar en pareja.
Reflexión y aprendizaje
En el contexto de una discusión con nuestra pareja, es vital tomar un momento para reflexionar una vez que las emociones se han calmado. ¿Qué ha desencadenado el conflicto? ¿Qué hemos aprendido de él? ¿Cómo podemos evitar que se repita en el futuro? Estas son preguntas esenciales que nos ayudan a crecer y a fortalecer nuestra relación.
Veamos algunas claves para aprovechar al máximo estos momentos de reflexión y aprendizaje:
- Reconoce tus errores: Nadie es perfecto, y todos cometemos errores. Reconocer y admitir nuestros fallos no solo es signo de madurez, sino que también abre la puerta al perdón y a la reconciliación.
- Habla con sinceridad: Una vez que hayas identificado qué salió mal, comparte tus reflexiones con tu pareja. Esta comunicación sincera es la base para construir soluciones duraderas.
- Valora las lecciones aprendidas: Cada discusión, por dolorosa que sea, trae consigo una lección. Identifica qué has aprendido y cómo puedes usar ese conocimiento para mejorar tu relación.
- Establece acuerdos y pactos: A partir de la reflexión y el diálogo, establezcan juntos acuerdos o cambios que les permitan evitar conflictos similares en el futuro.
- No te quedes atrapado en el pasado: Una vez que hayas reflexionado y aprendido, es esencial mirar hacia el futuro. No te quedes rumiando el conflicto; en lugar de eso, utiliza el aprendizaje adquirido para fortalecer tu relación.
Si sientes que tus discusiones acaban en faltas de respeto, que no conseguís aplicar esta unión, o que por ejemplo os quedáis anclados en el pasado, recuerda que hay profesionales como los sexólogos Fuengirola de Costasol Sexólogos, listos para enseñaros nuevos pasos y técnicas de comunicación asertiva. La terapia de pareja Fuengirola puede ser esa vía que os ayude a enfocar de una manera adecuada las discusiones en pareja presentes y futuras.
Mario es un psicólogo y sexólogo especializado en terapia de pareja en Fuengirola, donde ofrece enfoques personalizados y soporte continuo para cada individuo y pareja según sus necesidades y contextos particulares.